Ella tuvo su cuarto casamiento en el año. Apenas se enteró dijo que si, sin saber donde era, ni cuando, ni nada. Solo sabía que tenía que ir, se casaba una de sus mejores amigas. Fue en otra ciudad a un par de horas de donde vive, decidió irse sola a un hotel, no en el que todos se hospedaban. Coincidió que se tomó el mismo colectivo que otras de las chicas. Cuando llego a destino, se bajó del colectivo y ya sabía a donde tenía que ir, agarró la valija y empezó a caminar. En ese trayecto terminal-hotel, estando sola por fin disfruto de la libertad. Caminó a su ritmo, miro vidrieras, admiró la ciudad, respiro otro aire, sintió latir el corazón de manera distinta. Estar sola, por fin era algo bueno. Todos tenían miedo o les sorprendía que decidía ir sola y manejarse así. Parecía raro que optara eso, en vez de sumarse a los planes de todos. Ella solo entendía que no quería depender de alguien más, ni en horarios, ni en lugar, ni en actividades, ella era libre de elegir que hacer. Y ...