Mujer Invisible

Esta mañana se levantó sintiéndose mal, como toda la semana, al parecer los antibióticos empezaron a funcionar, pero igual el cuerpo le sacaba factura por no hacer reposo y se notaba en su manera de caminar. Preparó el desayuno, pero como estaba sola en su casa, prefirió guardarlo en su vaso térmico y salir antes . No parecía un día distinto al resto. Tomó sus dos colectivos hasta llegar a la oficina. Se sentó en su escritorio, y así empezó su día laboral. Como de costumbre primero abrió su correo electrónico, luego facebook, y los tres diarios que usualmente lee. Contestó un par de correos atrasados. Luego, revisó las noticias principales, más de lo mismo, y sin contenido informativo. Piensa eso siempre que lo hace, pero la costumbre puede más. Llegó el momento de chusmear el inicio de facebook, poné un par de me gusta, le parece todo bastante aburrido, aunque eso puede ser porque no se siente muy bien físicamente. Hasta que llega a la siguiente viñeta que alguien compartió:  L

Hoy no voy a escribir sobre mi. Vengo a contarles una historia, de esas que parecen un best seller, no me pasó a mi, pero si a una de las mejores personas que conozco. Esta es mi versión sobre su historia de amor. Y por sobretodo, se la quiero regalar a ella, y a él en está semana que seguro es una de las más importante de sus vidas. Ella es L, él es P, y hoy escribo sobre como me inspira su historia, sobre como me caen lágrimas de emoción por lo que están viviendo, sobre lo feliz que soy de que ellos lo sean. Mi versión: Para mi, todo comenzó una noche que con L salimos de entrenar y decidimos comer con algunos de sus compañeros de trabajo. Estabamos sucias, transpiradas, despeinadas y obviamente desmaquilladas. Cargamos nuestros palos de hockey, mochilas, nos subimos a un taxi y fuimos a un bar donde ya nos esperaban. Eran varios hombres y nosotras dos con ropa deportiva y desalineada. No recuerdo que comimos, pero si de las cervezas que tomamos. En un momento, después de reír

Hoy vengo a quejarme. Con ganas, muchas. Quiero sacar algo que realmente no entiendo y creo que a muchas mujeres les pasa lo mismo. Volví a tener citas, ya van dos. La verdad que no me puedo quejar del transcurso de las mismas, fueron de mis mejores experiencias en largo tiempo. Fueron distintas entre ellas, pero realmente divertidas. El problema está en como terminan. Los dos casos iguales, los dos "hombres" me querían en su cama. Mi respuesta: NO. Realmente no necesito terminar teniendo relaciones con personas con las que tuve química por un par de horas. Antes, quizás si, y así me fue, con el corazón roto. Más allá de la intención de ellos o de mi respuesta, lo que me molesta más, es que desaparezcan, que luego de un NO, no hay posibilidades de un diálogo, de querer conocer más a la persona con quien (al parecer) pasaron un lindo momento en un lugar público. Mientras que si le decís que si, tampoco tenes la certeza de que vayan a aparecer nuevamente. Me duele que s

Cuando corté en el verano, una de las primeras cosas que me recomendaron mis amigas fue: "Instala Tinder", aunque no me parecía que estaba bueno, en un pico de llanto lo descargué y empecé a usar. Lo hice por las razones equivocadas, pero me sorprendió lo piola que puede ser la gente sin conocerte, incluso lo fácil que se hace el diálogo cuando no saben todo el peso que venís cargando atrás, es un reinventarse o inventarse de nuevo. Sirvió un poco para levantarme el autoestima, para escuchar otras historias que de otra manera no hubiera conocido, y para saber que afuera hay un universo de posibilidades, incluso mucho mejores. No hice el uso normal de acordar citas y encontrarme con los "compatibles", solo era una distracción virtual, era recibir algún mensaje de "Buenos días" o de "Buenas noches", un "como estas?" inesperado. Lo cual ayuda mucho, porque uno siempre espera que la persona que tenes al lado lo haga, y muchas veces no p