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La vida es como la magia de Disneyworld


Estos días estuve bastante nostálgica.  Mi cabeza se encuentra muy ocupada con muchas cosas, y no tiene tiempo para recordar, pero estoy convencida que mi corazón también tiene memoria, porque de alguna manera estuve más emocional de lo normal.

Hoy vi en el calendario y entendí el por qué. Hace un año, estaba inmersa en una tormenta de sentimientos y emociones. Hacia solo un par de días que se había terminado mi relación con "N", con quien juraba tener futuro, totalmente ciega de lo que realmente él demostraba. Pero también estaba camino a vivir el viaje más increíble de mi vida.

Recuerdo que por esta hora ya habíamos aterrizado, y nos dirigíamos al Hotel, sentía angustia, pero mi corazón latía expectante a lo que estaba arrancando a vivir. Que ilusa me siento cuando recuerdo las veces en que me quería sumergir en el dolor y no salir de ahí. Hoy puedo decir que la mejor manera de superar un dolor es siendo feliz, volviendo a sentirme como niña.

Aquel dolor que me provocan  esas personas que no quieren estar en mi vida, debería ser superficial, y no tan profundo como lo siento a veces. Debería ser como el raspón de mi primera caída en bici, que con una curita se solucionó y al rato ya estaba andando de nuevo. Debería retomar mi versión de niña bajo el lema "sobate y seguí corriendo". Porque hay heridas que solo se curan con el paso del tiempo, y de nada sirve quedarme sentada, encerrada, esperando, mientras los juegos y aventuras pasan.

Eso fue, justamente, lo que aprendí aquellos días. La vida me dijo, "sacudite y seguí jugando", si, jugando como sinónimo de vivir la vida bien. La adrenalina de subir a esas montañas rusas espectaculares, en donde las grandes vueltas y la velocidad me sacó los miedos, y me generó cada vez más ganas de superar una nueva. Esas canciones y esos espectáculos que repiten una y otra vez que los sueños son para cumplirse, logró que después de unos días ya este convencida de que es así. Los simuladores que me metieron en realidades inimaginables y me dieron superpoderes, donde mis fuerzas se multiplicaban de maneras inexplicables para sobrevivir a las situaciones más extremas y en otros casos, todas esas sensaciones magnificas para observar y sentir paisajes con lugares de ensueño. Los abrazos, lágrimas, charlas, risas, felicidad con quienes compartí cada uno de esos lugares mágicos. Estar tan rodeado de gente de todo el mundo, pero saber que cada paso que daba era por mi. Recordé lo que era ser feliz realmente. Aprendí, de nuevo, a reír hasta que duela la panza y que esa risa que sale desde el corazón me devuelva años de vida, esperanza, y un mañana mejor.

Todos deberíamos sentirnos como nos sentimos en Disney y todos esos lugares. Ese viaje para mi duró 20 días, pero siento que mi vida se transformó en esos parques de diversión. El último año me enfrenté a las mas grandes montañas rusas de mi vida, que de solo ver lo que se venía me aterrorizaba, pero a la vez me generaba esa adrenalina de exponerme a lo nuevo, y dejarme llevar. Cada vez que terminaban esas potentes vueltas, subidas y bajadas inesperadas de la vida, las piernas temblaron un poco, pero la sensación de satisfacción y la motivación de enfrentar la próxima, me dejaron lista para lo siguiente.

En los momentos más duros, me metí en esos simuladores donde me veo mejor, más fuerte, y que en la vida diaria, llamo SUEÑOS, para recordar esos superpoderes que uno va construyendo, y levantarme con super fuerza para tirar para adelante, con super flexibilidad para poder esquivar los obstáculos, con super invisibilidad cuando necesito espacio para mi sola - muchos lo llamaran soledad, pero para mi que soy mujer invisible, invisibilidad suena muy bien-, con super vista, para ver la realidad con otros ojos y el mejor camino para recorrer, y con super memoria, para recordar lo que no me hace bien para no repetir, y dejar grabadas mis metas para no olvidarlas jamás.

El escuchar y ver otras realidades distintas a la mía, el aprender a recorrer situaciones distintas con gente distinta, fueron esas canciones y espectáculos que necesitaba escuchar y ver para saber que mi sueño también es poder ponerme en el lugar del otro y ayudar. Ese cumplir los sueños, hoy es mi vocación.

Y todo este año, hubiera sido imposible, si las personas que quiero me hubieran dado la espalda. Por el contrario, fueron el soporte más importante, y gracias a sus risas, palabras, consuelo, compañía, no hubo ni un día que me sienta sola.

Muchas veces escribí que esas películas de Disney que hablan del giro del tercer acto, de la declaración inesperada de amor, eran una mentira. Hoy puedo mirarlo de otra manera, porque ya no me fijo en esa persona que debería cumplir el rol de novio, sino en todas las situaciones alrededor de eso, los amigos que se quedan, la familia que acompaña, los obstáculos superados, los sueños cumplidos, y lo más importante, como la protagonista cambia y al final es mejor persona. Porque eso es lo real, todos vamos a tener obstáculos en nuestra vida, todos vamos a sentir dolor alguna vez, pero depende de nosotros si vamos a seguir adelante, por nuestros sueños, por todos aquellos que nos rodean y creen en nosotros y también por nosotros mismos.

Y no puedo dejar de citar al creador de toda esa magia. Walt Disney dijo:

"Aquel día dejé de ser el reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente.
Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar también el camino de los demás.
Aquel día decidí cambiar tantas cosas…
Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad.
Desde aquel día ya no duermo para descansar… ahora simplemente duermo para soñar".

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