Sabia que algo raro me estaba pasando. Estuve haciendo algunas cosas que demostraban que esta realidad se aproximaba. Me sentí bien conmigo misma de ciertas decisiones aunque no entendía donde nacían tan rápido y casi sin pensarlo. Creía que por fin tenia la confianza necesaria para hacerme respetar y que no manejen mis emociones.
Todo lo anterior es real, pero viene de la mano de que en estos momentos no puedo querer a nadie. Lo descubrí antes de dormir y la almohada me lo confirmó. Me levanté teniendo todo muy claro, ya no es una decisión mantenerme alejada de los hombres que se me acercan, simplemente, es lo que siento.
Anoche recibí todo lo que siempre quise. Escuché las palabras que siempre desee. Tuve los gestos que siempre espere hicieran por mi. Pero mi corazón no se aceleró, las cosquillas en la panza no aparecieron, el tiempo no pasaba cuando quería que volara, de mi boca no salía ni una palabra, y las que salieron, no las sentía.
Pensé que me había transformado en una cobarde, miedosa, calculadora, histérica que podía ser quien controlara a los hombres y no al revés como siempre me pasó. Me dí cuenta que la confianza que gane en mi misma se traslado a no confiar en la palabra de ellos. Escucho pero no quiero creer en lo que dicen. La única sensación que tengo todo el tiempo es que quiero escapar, salir corriendo. Quiero llamar la atención pero no obtenerla. Busco desafíos y una vez que los logro, me dejan de importar.
Siento que mi corazón está rodeado de cadenas y un gran candado, perdí la llave, y ya no se puede abrir. Está frío y condenado a mantenerse así. Soy presa de mis historias tristes, de las traiciones y desencuentros. Fui forjando cada eslabón duro y fuerte a medida que recogía los pedazos de mi corazón roto. En su momento sirvió para mantener todas las piezas juntas, pero hoy que está terminado, me mantiene alejada.
Quizás la solución sea que alguien encuentre la llave e intente liberarlo, o que yo lo haga. Quien sabe, por momentos se necesita de un libertador, y otras, cuando no queda otra, una misma tiene que serlo. Sea cual sea, no me resisto, quiero romper las cadenas y volver a sentir. Pero espero sea en el momento justo, ni antes, ni después. Espero tener la mente clara para no dejar pasar ese instante en que todo vuelve a brillar, el corazón se ilumina y simplemente sabes que todo, todo, valió la pena.
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