"Pensar colectivamente es la regla general.
Pensar individualmente es la excepción."
Gustave Le Bon
Estuve pensando en muchas cosas, algunas veces esas cosas quedan en pensamientos del momento, pero hay otras que perduran por más tiempo. Hoy voy a hablar de una de ellos.
Desde chicos, arrancando en el colegio escuchamos la frase "Toda regla tiene sus excepciones" o "La excepción confirma la regla", y que pasa si en las relaciones esa frase también tiene un significado de por medio.
Podemos definir regla, como aquel principio que establece una verdad. Si ponemos un ejemplo matemático, una regla podría ser: "números naturales mayores a 2", siendo 3, 4, 10, 100 parte de la misma, teniendo como excepciones aquellos números que son naturales pero que son menores o iguales que 2 (1 y 2). Cabe aclarar, que todos los números mayores que 2, pueden ser naturales, pero no solo esos lo son, como el 1 que siendo menor, también lo es.
La sociedad también tiene sus reglas, algunas escritas, y otras que simplemente son convenciones sociales que se trasmiten de generación en generación. Durante muchisimo tiempo, hemos crecido bajo una regla implicita en nuestras vidas que nos marcan a la hora de encontrar el amor.
Conocerás a un hombre o una mujer, te enamorarás, tendrás un gran romance, una inesperada declaración de amor, te casarás, luego llegarán los hijos, y todo si es posible, antes de los 30, o por ahí.
Nací en una familia, donde la historia de mis padres, es casi para una película, hicieron todo lo que "está bien" para la sociedad. Cumplieron todas las partes del guión hasta llegar al felices por siempre. Con nudos de por medio, pero juntos ante todo. Obviamente, saber cada vez más detalles de su amor, me hizo anhelar desde chica tener algo similar, poder encontrar esa persona que me ame sin límites, que se la juegue, que me espere y que ante cualquier problema seamos invensibles juntos. Le metí demasiada expectativa a mi vida amorosa, incluso la postergué esperando que llegara "el indicado".
Llevo incontables cabezasos contra la pared, puñales al corazón, que me hicieron pensar que yo era la excepción a la regla, que quizás a todos les tocaba vivir ese amor de película pero a mi no. Que todos eran mayores a dos y yo era ese uno, que siendo excepción comprobaba la regla. No importaba cuanto diera de mi, cuantos cambios y mejoras implementara en mi vida, siempre terminaba de una única manera: sola.
Pero con un poco más de experiencia, y empezando a ver por fuera de mi mirada sesgada al "solo yo y mi desgracia", encontré que mi alrededor, esa regla impuesta no se estaba cumpliendo en casi ningún caso. Que había más casos de los que quería contar, en donde se reducía a relaciones secas y a rupturas dolorosas. ¿Acaso lo que nos enseñaron como regla, hoy por hoy, será una excepción?
Claro que si, la historia de mis viejos quizás es la excepción a los divorcios, infidelidades, y relaciones violentas que vemos a diario. Así podemos encontrar otras cuantas excepciones más, que seguramente en momentos de caos dan esperanza. No significa que no siga deseando tener una relación sana con alguien que me complemente, les aseguro que eso se mantiene intacto, pero ahora entiendo, que no se trata de que se tenga que dar de la manera y forma en que se dieron esas "relaciones excepcionales". Calculo podremos encontrar la manera de hacer funcionar otro tipo de relaciones en donde la lealtad, la confianza y el amor también se puedan combinar.
Hay nuevas reglas, y nuevos elementos, el problema es que no se está pudiendo hacer que funcione. Lo que ahora es una excepción, antes era regla, quienes creiamos ser una triste excepción, ahora somos parte de una triste regla, que nos afecta como personas que buscan un amor sin saber si existe o al menos de la forma que soñamos. Somos excepción de una regla que ya no existe, y somos regla de una realidad que nos cuesta aceptar.
Lo que me sigue dando vuelta en la cabeza, es que muchas veces nos aislamos en nuestra necesidad de tratar de entender porque no nos funcionó una relación, y eso debería ser lo de menos, porque en el camino hay muchos más que están igual, y de experiencias uno aprende, no solo para crecer, sino también para no sentirse tan solo.
El problema es quien armas las reglas lo hace a ciertos parámetros/estereotipos, por eso están para romperse.
ResponderBorrarMuy bueno