En el 2015 cumplía mis 24 años, transitaba un momento complicado en lo personal, me habían roto el corazón y no me encontraba muy conforme con mi vida. En ese enero, el día de mi cumpleaños, mi deseo fue "Estar buena". Así arranque un proceso de transformación y superación, que me hizo vivir momentos muy duros y momentos hermosos, que sin duda, todos, fueron enriquecedores. Descubrí mis mayores inseguridades que me llevaron a lo más profundo de la oscuridad, para así empezar a levantar vuelo, de a poco, pero siempre para arriba.
Me equivoqué en grande y también acerté profundamente. Lloré y reí, me perdí un poco, me volví a encontrar, estuve confundida algunas veces y muy segura en otras. Tuve descontrol y tuve tranquilidad. Me cuide físicamente (a veces de más) pero nunca deje de disfrutar de la buena comida ni de la buena compañia. Por errores, no errores y por cosas de la vida, me tocó perder a personas que quería y por las mismas razones, gané a otras. Todas ellas me dejaron un gran aprendizaje a partir de esas vivencias: es mejor "ser buena" que "estar buena".
Ahora, en 2018, cumplí 27 años, y me siento buena (también bien conmigo misma). Termino un ciclo, que comenzó como un deseo, se transformó en un recorrido duro y bello a la vez, y ahora es una realidad. Por eso, hoy brindo por mi, y por todos aquellos que formaron parte de este camino que sin duda, ha sido el mejor capítulo de mi vida. Volví a sentir y a vivir la vida que quiero. Arranco un nuevo ciclo, en donde "solo duermo para soñar" y me levanto para cumplir mis sueños. Feliz vuelta al sol.
Me equivoqué en grande y también acerté profundamente. Lloré y reí, me perdí un poco, me volví a encontrar, estuve confundida algunas veces y muy segura en otras. Tuve descontrol y tuve tranquilidad. Me cuide físicamente (a veces de más) pero nunca deje de disfrutar de la buena comida ni de la buena compañia. Por errores, no errores y por cosas de la vida, me tocó perder a personas que quería y por las mismas razones, gané a otras. Todas ellas me dejaron un gran aprendizaje a partir de esas vivencias: es mejor "ser buena" que "estar buena".
Ahora, en 2018, cumplí 27 años, y me siento buena (también bien conmigo misma). Termino un ciclo, que comenzó como un deseo, se transformó en un recorrido duro y bello a la vez, y ahora es una realidad. Por eso, hoy brindo por mi, y por todos aquellos que formaron parte de este camino que sin duda, ha sido el mejor capítulo de mi vida. Volví a sentir y a vivir la vida que quiero. Arranco un nuevo ciclo, en donde "solo duermo para soñar" y me levanto para cumplir mis sueños. Feliz vuelta al sol.
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