No se preguntaron alguna vez ¿por qué el amor o mejor dicho, el ser correspondido es uno de los grandes misterios de la cotidianidad? Sobretodo cuando lo que uno creía saber del tema, se torna borroso.
Todas esas señales mal interpretadas, todas esas palabras dichas sin ser ciertas y todas esas verdades sin decir, son parte de las incógnitas por resolver y que muchas veces llevan solo a más problemas que soluciones. Donde la imaginación y suponer situaciones están por encima del preguntar y conocer la realidad.
Dicen que nuestras historias pasadas nos moldean como personas y dejan aprendizajes para las futuras. Pero ¿qué pasa cuando volvemos a tropezar con piedras similares o nos trasnformamos en eso que prometimos no ser nunca?
Alejandra es una buscadora del amor, de esas que sueñan con el cuento de final feliz y para toda la vida (aunque no se anima a admitirlo en voz alta), pero sin embargo, en la ansiedad de conseguirlo, lo hace en lugares donde se consigue lo efímero, lo aventurero y por sobretodo, nada perdurable. Ella de a ratos siente "que la quieren" pero en la mayoria del tiempo solo es "la otra". Sentimiento que se vuelve cruel y Alejandra termina sintiendo que el amor no es para ella.
Romina se rehusa a vivir historias de amor, enamorarse, corresponder y demostrar sentimientos, por miedo a sufrir o repetir romances defectuosos en donde dejo parte de su corazón roto. Pero llegado el momento, aparece alguien que a pesar de no ser perfecto, logra soltarla, sacarla de su carcaza y que se libere, dejando un poco atrás los miedos, creyendo que por ahí todo iba a salir bien. Hasta que la peor pesadilla se le vuelve realidad. Aquella persona no era lo que parecía, haciendola sufrir y dandole la (mala) razón de que era mejor permanecer sin enamorarse.
A Florencia la han llamado más de una vez "utópica del amor", porque cree en el amor libre, sin posesiones, correspondido y feliz. Ella cree en un amor de compañeros de vida, pero sin fundar su felicidad en el otro, sino creandola ella misma para compartirla con quien eligió tener al lado. Flor, entiende que debe dejar a su pareja ser libre de tomar sus propias decisiones, siempre dejando en claro que todas y cada una de ellas tienen consecuencias, pero la libertad de hacer o no hacer algo se mantienen intactas. Todo cambia, cuando malas decisiones se transforman en falta de respeto, deslealtad y no correspondencia. Flor, después de tantos fracasos, siente que quizás debería empezar a ser tirana, perseguida, celosa y absorvente, a veces llega a pensar, que la única manera que no la caguen más es si se impone, y se transforma en lo que nunca deseo ser, una minitah más del montón.
Quizás, al parecer, entre Ale, Romi y Flor, lo único en común son sus malas elecciones, pero de trasfondo hay algo más. Entran en juego algunas preguntas: ¿por qué antes duraban más las relaciones? ¿por qué los padres de las tres siguen juntos y ellas no pueden conseguir nadie estable? ¿Son ellas? ¿Son los hombres?
¿Se pueden buscar responsables en una sociedad en donde los valores y el compromiso en general ya no tienen el mismo valor? Las tres son diferentes, piensan y accionan de modo opuesto y sin embargo el resultado siempre el mismo: la decepción.
No podemos hablar de ellas como víctimas de la sociedad actual, pero si como elementos que no encajan a los nuevos sistemas de relaciones que tienen de bases presentes a la falta de compromiso, lo inmediato y poco perdurable, la satisfacción y el adios repentino.
Estar soltero y esquivar las posibilidades de una pareja estable son la moda de una amplia generación
que "dolida" por el pasado justifican su "hijoputez". Bajo el lema "Soltero/a si, solo/a jamás", "pica y se va", no se miden las posibles consecuencias sobre aquellas personas que buscan más que eso, o al menos intentan confiar en el otro como una persona con quien compartir más que una cama.
El ámbito amoroso se ha trastornado, configurandose como un ciclo vicioso, en donde alguien hizo mucho daño al otro, cortando libertades y manipulando sentimientos, dejando a una persona tan rota que en su "autodefensa" comienza (queriendo o sin querer) a desvalorizar a las personas que se le cruzan asintiendo que no quieren repetir la misma historia. Son aquellas nuevas personas que ingresan a su vida quienes en definitiva pagan los platos rotos de historias pasadas, que aunque se dicen "estar superadas", en realidad entrañan un miedo sin enfrentar y sin superar.
¿Estamos cerca de revertir esta historia? Mucho se habla de la paciencia, de dejar fluir y de ir lento con los compromisos preestablecidos en la sociedad, pero sin perder la boragine del contacto físico y lo pasional. Cuando se consiguen ambos, es cuando se revirtió ese dolor en esperanza, y posiblemente comience una relación perdurable. Mientras se de uno de los dos, hay dos opciones: salir corriendo antes de que el daño sea inminente, o bien, arriesgarse y esperar que lo segundo llegue. Quizás es el mundo de los valientes, que creen en las oportunidades, y que muchas veces les ha tocado levantar sus propios pedazos, concientes de que en algún momento, ese ser especial, llegará para quedarse.
Aunque lo clave, y lo más interesante de este "juego", es en definitiva, tanto para los que buscan estar con alguien, aquellos que están acompañados y quienes no quieren encontrar pareja, que siempre que se conozca nadie, si no te hace sentir solo, vale la pena intentarlo.
Todas esas señales mal interpretadas, todas esas palabras dichas sin ser ciertas y todas esas verdades sin decir, son parte de las incógnitas por resolver y que muchas veces llevan solo a más problemas que soluciones. Donde la imaginación y suponer situaciones están por encima del preguntar y conocer la realidad.
Dicen que nuestras historias pasadas nos moldean como personas y dejan aprendizajes para las futuras. Pero ¿qué pasa cuando volvemos a tropezar con piedras similares o nos trasnformamos en eso que prometimos no ser nunca?
Alejandra es una buscadora del amor, de esas que sueñan con el cuento de final feliz y para toda la vida (aunque no se anima a admitirlo en voz alta), pero sin embargo, en la ansiedad de conseguirlo, lo hace en lugares donde se consigue lo efímero, lo aventurero y por sobretodo, nada perdurable. Ella de a ratos siente "que la quieren" pero en la mayoria del tiempo solo es "la otra". Sentimiento que se vuelve cruel y Alejandra termina sintiendo que el amor no es para ella.
Romina se rehusa a vivir historias de amor, enamorarse, corresponder y demostrar sentimientos, por miedo a sufrir o repetir romances defectuosos en donde dejo parte de su corazón roto. Pero llegado el momento, aparece alguien que a pesar de no ser perfecto, logra soltarla, sacarla de su carcaza y que se libere, dejando un poco atrás los miedos, creyendo que por ahí todo iba a salir bien. Hasta que la peor pesadilla se le vuelve realidad. Aquella persona no era lo que parecía, haciendola sufrir y dandole la (mala) razón de que era mejor permanecer sin enamorarse.
A Florencia la han llamado más de una vez "utópica del amor", porque cree en el amor libre, sin posesiones, correspondido y feliz. Ella cree en un amor de compañeros de vida, pero sin fundar su felicidad en el otro, sino creandola ella misma para compartirla con quien eligió tener al lado. Flor, entiende que debe dejar a su pareja ser libre de tomar sus propias decisiones, siempre dejando en claro que todas y cada una de ellas tienen consecuencias, pero la libertad de hacer o no hacer algo se mantienen intactas. Todo cambia, cuando malas decisiones se transforman en falta de respeto, deslealtad y no correspondencia. Flor, después de tantos fracasos, siente que quizás debería empezar a ser tirana, perseguida, celosa y absorvente, a veces llega a pensar, que la única manera que no la caguen más es si se impone, y se transforma en lo que nunca deseo ser, una minitah más del montón.
Quizás, al parecer, entre Ale, Romi y Flor, lo único en común son sus malas elecciones, pero de trasfondo hay algo más. Entran en juego algunas preguntas: ¿por qué antes duraban más las relaciones? ¿por qué los padres de las tres siguen juntos y ellas no pueden conseguir nadie estable? ¿Son ellas? ¿Son los hombres?
¿Se pueden buscar responsables en una sociedad en donde los valores y el compromiso en general ya no tienen el mismo valor? Las tres son diferentes, piensan y accionan de modo opuesto y sin embargo el resultado siempre el mismo: la decepción.
No podemos hablar de ellas como víctimas de la sociedad actual, pero si como elementos que no encajan a los nuevos sistemas de relaciones que tienen de bases presentes a la falta de compromiso, lo inmediato y poco perdurable, la satisfacción y el adios repentino.
Estar soltero y esquivar las posibilidades de una pareja estable son la moda de una amplia generación
que "dolida" por el pasado justifican su "hijoputez". Bajo el lema "Soltero/a si, solo/a jamás", "pica y se va", no se miden las posibles consecuencias sobre aquellas personas que buscan más que eso, o al menos intentan confiar en el otro como una persona con quien compartir más que una cama.
El ámbito amoroso se ha trastornado, configurandose como un ciclo vicioso, en donde alguien hizo mucho daño al otro, cortando libertades y manipulando sentimientos, dejando a una persona tan rota que en su "autodefensa" comienza (queriendo o sin querer) a desvalorizar a las personas que se le cruzan asintiendo que no quieren repetir la misma historia. Son aquellas nuevas personas que ingresan a su vida quienes en definitiva pagan los platos rotos de historias pasadas, que aunque se dicen "estar superadas", en realidad entrañan un miedo sin enfrentar y sin superar.
¿Estamos cerca de revertir esta historia? Mucho se habla de la paciencia, de dejar fluir y de ir lento con los compromisos preestablecidos en la sociedad, pero sin perder la boragine del contacto físico y lo pasional. Cuando se consiguen ambos, es cuando se revirtió ese dolor en esperanza, y posiblemente comience una relación perdurable. Mientras se de uno de los dos, hay dos opciones: salir corriendo antes de que el daño sea inminente, o bien, arriesgarse y esperar que lo segundo llegue. Quizás es el mundo de los valientes, que creen en las oportunidades, y que muchas veces les ha tocado levantar sus propios pedazos, concientes de que en algún momento, ese ser especial, llegará para quedarse.
Aunque lo clave, y lo más interesante de este "juego", es en definitiva, tanto para los que buscan estar con alguien, aquellos que están acompañados y quienes no quieren encontrar pareja, que siempre que se conozca nadie, si no te hace sentir solo, vale la pena intentarlo.
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