Hoy escribo porque quiero escribir, pero no se que. Gaste hojas y hojas borradores y nada es lo que quiero contar. Me esfuerzo en ponerle palabras a la pelota que tengo en la panza. Por muchas razones tengo una revolución de sensaciones, pero ninguna se puede describir o escribir. Todo muy confuso. Todo muy complicado. En algunas cosas se que yo soy el problema y estoy equivocada, otras no puedo controlar ni cambiar, otras me afectan y no se que hacer. Me siento mal. Me siento bien. Tengo ganas de amar y odio al amor al mismo tiempo.
Quiero pero no quiero. Sonrio y me cae una lágrima. Soy pero no soy. Intento olvidar y no puedo. Quiero no pensar y es cuando mas lo hago. Soy Dr. Jekill y Mr Hyde, al mismo tiempo. Dr. Benner y Hulk todo el día. Voy del trencito de la alegría al tren fantasma en cuestión de segundos. Hace dos semanas estoy en un subi-baja de no parar jamás, me quiero bajar, lo intento, algo pasa y vuelvo arriba.
Quiero sentir "como hombre y que me importe poco todo", pero cada vez soy mas "girly nerviosa" y me afecta demasiado lo que me pasa. Una vez me dijeron "polvorita" y lo soy. Las emociones, mis detonantes. Y a medida que pasa el tiempo cada vez peor.
Extraño, esas épocas en que era más fría, más "poker face". Porque de alguna manera evitaba que todo me afectara tanto. "Me entraba por una oreja y me salia por la otra". Pero después se me vienen a la cabeza esos recuerdos en donde era tan vulnerable que las emociones las sentía a flor de piel.
Tantas veces que termine en el piso, riendome a carcajadas. Esos papelones que ahora son anécdotas. Esa ingenuidad de pensar en los cuentos de hadas. Esas charlas conmigo misma. Esos bailes en la cocina mientras barro. Cantar fuerte sin importar lo desafinada que sea. Las cosquillas en la panza cuando te abrazan o dan un beso lindo. Las sonrisas regaladas y las recibidas. Los "te quiero" sinceros. Los gestos sentidos. Pero también, el corazón roto, como señal de que amaste en serio y sin límites.
Incluso, mi bronca, mi enojo, mis propias inseguridades, mis arranques de locura, mis lágrimas desconsoladas. Todas claves para sentirme viva, que sigo con la sensibilidad necesaria para aprender a amar de nuevo y saber que no quiero lastimar a aquellos que quiero y son parte de esta locura.
Seguramente, aparezca una úlcera, alguna alergia nueva, o algo que mi cuerpo me llame la atención para que frene, pero después de todo, las cicatrices, nos recuerdan que salimos a la cancha a buscar EL TODO, y no nos quedamos sentados esperando que suceda.
Escribí esto sin saber. Salió sin querer. No es lo que quería contar. Pero la pelota desapareció, se fue disolviendo a medida que salían las palabras. Quizas no solucioné algo, ni cambio en nada lo que me pasa. Pero le puse palabras, y cuando logro eso, la cabeza entra en paz, y el corazon se desacelera. Vuelvo a respirar. Y comienzo de nuevo...
Quiero pero no quiero. Sonrio y me cae una lágrima. Soy pero no soy. Intento olvidar y no puedo. Quiero no pensar y es cuando mas lo hago. Soy Dr. Jekill y Mr Hyde, al mismo tiempo. Dr. Benner y Hulk todo el día. Voy del trencito de la alegría al tren fantasma en cuestión de segundos. Hace dos semanas estoy en un subi-baja de no parar jamás, me quiero bajar, lo intento, algo pasa y vuelvo arriba.
Quiero sentir "como hombre y que me importe poco todo", pero cada vez soy mas "girly nerviosa" y me afecta demasiado lo que me pasa. Una vez me dijeron "polvorita" y lo soy. Las emociones, mis detonantes. Y a medida que pasa el tiempo cada vez peor.
Extraño, esas épocas en que era más fría, más "poker face". Porque de alguna manera evitaba que todo me afectara tanto. "Me entraba por una oreja y me salia por la otra". Pero después se me vienen a la cabeza esos recuerdos en donde era tan vulnerable que las emociones las sentía a flor de piel.
Tantas veces que termine en el piso, riendome a carcajadas. Esos papelones que ahora son anécdotas. Esa ingenuidad de pensar en los cuentos de hadas. Esas charlas conmigo misma. Esos bailes en la cocina mientras barro. Cantar fuerte sin importar lo desafinada que sea. Las cosquillas en la panza cuando te abrazan o dan un beso lindo. Las sonrisas regaladas y las recibidas. Los "te quiero" sinceros. Los gestos sentidos. Pero también, el corazón roto, como señal de que amaste en serio y sin límites.
Incluso, mi bronca, mi enojo, mis propias inseguridades, mis arranques de locura, mis lágrimas desconsoladas. Todas claves para sentirme viva, que sigo con la sensibilidad necesaria para aprender a amar de nuevo y saber que no quiero lastimar a aquellos que quiero y son parte de esta locura.
Seguramente, aparezca una úlcera, alguna alergia nueva, o algo que mi cuerpo me llame la atención para que frene, pero después de todo, las cicatrices, nos recuerdan que salimos a la cancha a buscar EL TODO, y no nos quedamos sentados esperando que suceda.
Escribí esto sin saber. Salió sin querer. No es lo que quería contar. Pero la pelota desapareció, se fue disolviendo a medida que salían las palabras. Quizas no solucioné algo, ni cambio en nada lo que me pasa. Pero le puse palabras, y cuando logro eso, la cabeza entra en paz, y el corazon se desacelera. Vuelvo a respirar. Y comienzo de nuevo...
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